Encuentros

martes, abril 10, 2007

Siempre me ha encantado la facilidad que se tiene para crear historias a partir de pequeños detalles, o para encontrar secretos en los rincones de nuestra cotidianidad.

Hoy iba en la buseta del colegio a mi casa, y ví botada en la calle y medio rota, lo que parecía ser una caja de esas en donde se guardan los naipes. Pensé en que tal vez alguien había renunciado al vicio. Pero luego me dí cuenta de que la caja estaba vacía, y las cartas probablemente estaban molestando a alguna mamá que ya no sabe dónde guardarlas para que no se pierdan.

En un semáforo, ordinario como cualquiera, había una pareja de viejitos vendiendo frutas. La venta no tenía nada de espectacular, era bastante humilde, y hasta creo que los mangos estaban mayugados. El viejo con una barba canosa y una sonrisa fiel, pero su piel se veia claramente maltratada por el día tras día, de sol y trabajo. La mujer, con un vestido corto y playero, pero de tela de flores anticuadas, contrastaba una sencilla contemporaneidad contra lo antiguo de su perfil, combinados en un trájín de suciedad. La pareja estaba sentada a la sombra de un árbol, sobre las mismas cajas de madera a medio armar en donde se trasportan las frutas, y cada uno terminaba de comer lo que parecía una empanada. Humildes, pero juntos, en medio del tráfico y la fatiga del trabajo. Mi vehículo arrancó y yo solo traté de disuadirme ante la posibilidad de que eran las tres de la tarde y esa empanada era posiblemente el único almuerzo de esas personas.

Hace casi un año y medio, una amiga me enseñó a adivinar quién puede estar pensando en mí, dependiendo de las placas de los carros. Es un juego mas bien tonto, que en realidad sólo sirve para que yo piense en aquella persona, independiente de si la fotuna coincide en que piensen en mí. Sin embargo, me aterra como aún hoy en día me encuentro con el azar, quien dicta su nombre repetidas veces. Espero ser yo la obscesionada, por que dudo que seas tú ahora.

Anoche me encontre con un timbre, incesante, intento de comunicación, insistente, por un largo rato, yo impaciente. Y por sólo un segundo oí tu voz. La conección se rompió de súbito. Volví a llamar, y no contestaste. ¿Te distraiste? Yo me desesperé y me resigné a no poder dormir.

Hoy caminé media cuadra, y no pude evitar notar que en aquel tramo, estubiera tirado en el andén un avioncito de papel periódico. Fue como si alguien lo hubiera puesto ahí a propósito para que yo pasara y sonriera pensando en de cuáles manos despegó: de pronto un niño, de pronto un adulto, de pronto tú.

Cada rincón esconde un detalle, cada detalle una historia, y cada historia un corazón.

7 comentarios:

PakikoP dijo...

Los detalles no se esconden... solamente estan ahí... las historias, también: ahí estan, o ahí estas tu para inventartela... y el corazón, tal y como dices es el tuyo... el tuyo que se encuentra o se quiere encontrar con otro, con otros... te quiero

Fulio dijo...

si..ver de todos los lados...las cosas..buscar en todos los lados...jugando al escondite.

Juan H dijo...

Despues d epara un largo rato decidi volver para encontrarme con la sorpresa de que cada dia son mejores escritores los felicito, esa caja de naipes me puso a pensar y tube que buscar las mias solo por curiosidad

Santiago Sanmiguel (@zoordo) dijo...

y cada p�rrafo una historia que hab�ria podido durar p�ginas enteras.. muy lindo como siempre, le da el toque de azucar necesariio a un dia nublado :D

om dijo...

bonito eso de la caja de las cartas... simbólico? ni idea, pero bonito si Natis.

Anónimo dijo...

Ojala todos pudieran expresarse de esa manera, todos escribirian cosas bellas pero lastimosamente no es asi... Me gustan mucho como escribes natis y eres muy especial. Te digo esto sin conocerte muy bien, pero espero hacerlo con todo mi corazon y sobre todo, espero que seamos buenos amigos :)

att: CaRRiLLo

Anónimo dijo...

Aquellos detalles cotidianos, como dices esconden todos una historia oculta, simple o compuesta, dada y libre para nuestro propio criterio e imaginación. Detalles, como en la vida, esperando a ser descubriertos por personas como tú, que miran más alla de la nariz, donde quizas puedas encontrarte algo extraordinario.


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