Almohadas Viejas

martes, agosto 04, 2009

"Esta niña está loca. Cree que va a cambiar de almohada así no más. Se quedó sin la suya, por olvidadiza, y ahora cree que basta con sacar la primera que encuentre guardada en el closet. ¡Sin saber de quién era! ¡Que escándalo! ¿Cómo se le ocurre? Todo el mundo sabe que las almohadas se saben nuestros secretos, han sido mojadas con lágrimas, y en ellas se enredaron nuestros sueños. 

"He decidido hacerle un favor. Voy a entrar en esa funda y a escarbar hasta que salga de ahí cualquier recuerdo del anterior dueño. Me voy a meter y la voy a sacudir por todos los lados hasta espantar a los secretos. Voy a patalear y aruñar hasta que se rompan esos sueños viejos. Por que nadie debe dormir sobre plumas prestadas, están llenas de lágrimas regadas que jamás sabremos justificar nosotros mismos. 

"Supe que no está durmiendo bien. Una vez limpia la nueva almohada, espero que ella pueda descansar mejor. Que su respiración se despeje y tranquilice, para que empiece a inflar las plumitas de por dentro con los mejores sueños. Aquí estoy para ayudar."
 -R.B.

El conejo pasó media hora escarbando una cueva entre la funda de la almohada que me dió mi hermano, por que la mía se quedó en Bucaramanga, otra vez. Si de verdad es cierto lo que dice, voy a buscar una nueva. Aunque no quiero demeritar su esfuerzo, y para agradecer las nobles intenciones, voy a descansar mi cabeza hoy, sobre la almohada del closet. A lo mejor me encuentro con el sueño de alguien más que la haya utilizado, a mí no me parece tan terrible la idea, no al lado de los míos.


Sobre las Puertas y Las Ventanas.

He decidido cambiar puertas por ventanas. Cierro las puertas. Los que no entraron o los que se salieron, afuera se quedarán. Abro ventanas. Para que entre una brisa fresca y un sol inofensivo. Para mirar hacia afuera y ver el mundo correr. Ver a las personas pasar; sobre todo, las que pasan a saludar. Me quedo con las ventanas, y los balcones altos. Las cortinas van a abrir y cerrarse, y si van a a pasar por aquí, avísenme para asomarme. Ahora no van a poder entrar, a menos que yo lo decida, y suelte una tira de sábanas amarradas para el que deba el esfuerzo; o que yo definitivamente baje y vuelva a abrir la puerta. Si en cambio, a mí me da por salir, el riesgo de saltar me parece divertidísimo. Pero preferiría que hubiera alguien esperándome abajo. Voy a cambiar puertas por ventanas, por que me cansé del desorden que armaron aquí adentro. Puertas por ventanas, para observar y entender antes de meterme en la casa de alguien más.