No está.

sábado, noviembre 07, 2009

"¡Deja de mirarme! Llevas como media hora mirandome a la cara, ¿qué te pasa? Nos vemos todos los días, ¿acaso tengo algo raro hoy? Dime si es un mugre o una espinilla, lo que sea."
Ella siguió mirándolo. Había estado mirándolo con una extraña fijación desde que decidieron sentarse en aquel cafesito viejo y oscuro. No le había quitado los ojos de encima, ni para mirar la carta. Cada uno había pedido un tinto, y ahora se lo tomaba con desdén, negro y amargo.
"Ya, por favor, dí algo. No entiendo. ¿Acaso se te olvidó como parpadear?"
Ella siguió mirándolo. Había estado mirándolo desde que se encontraron en la calle. No lo habían planeado, simplemente iban caminando en sentidos convergentes, y al verse decidieron ocultarse del frío. No le había quitado los ojos de encima, caminando trás él en piloto automático. Cada uno accedió a la compañía del otro por naturaleza, apegados a una rutina que ya no satisface.
"De verdad, no más. Es muy incómodo, ¿qué esperas encontrar diferente en mí? No tolero que me inspecciones así. ¡Si estás contando los poros de mi cara, ahora sí te volviste loca!"
Ella siguió mirándolo. Había estado mirándolo desde el isntante en que lo vió cruzar la esquina, todavía insegura de que fuera quien creía. No lo había buscado hoy, simplemente se encontraron, como se encuentran los enamorados en las películas. Cada uno se había distanciado, escondiéndose en las confusas bambalinas de ese amor teatral.
"Ya no sé ni de qué hablar. Como que me has drenado con esa mirada invasiva. ¿Acaso pretendes que me siente aquí normal, mientras tu me apuntas con esos ojos como linternas de interrogatorio policial?"
Ella bajó la mirada.
"Estaba buscando algo."
"¿Qué?, ¿acaso qué se te perdió que vayas a encontrar aquí sentada? ¿Qué puede haber en mi cara que te sea desconocido?"
"Es lo que no está."
"¿Qué?"
"El beso que te dí ayer. No está. Se borró de tu mejilla, como si algo lo hubiera desplazado. O como si hubiera salido corriendo, no queriendo quedarse ahí sólo. Falta también el rosado de cuando te sonrojas, que siempre lo acompaña. Creo que se fue a buscarlo. No sé... Creo que me voy yo también."
Volvió a mirarlo a los ojos. Con esos ojos que dicen más de lo que uno quiere saber. Corrió la silla hacia atrás haciendo un ruido fastidioso y se paró de la mesa. Seguía mirándolo.
"No, no. No está."

5 comentarios:

Daniel Pérez Penagos dijo...

FINALLY!

Y despues de pararse, encontró por ahí alguna mejilla sonrojada, con una tatuaje color escarlata? o tan sólo un tinto en su mano?

Daniel Pérez Penagos dijo...

Y una pregunta, el último dialogo lo dice la voz femenina rectificando, la masculina para ser mas basto, o lo dejas para que cada quien asuma lo que quiera?

Id dijo...

You tell me. ;)

estefanía vázquez dijo...

me encanta :)
quien tuviese esa clarividencia y determinación...

Daniel Pérez Penagos dijo...

and we continue waiting..
and waiting..
doomed to wait.