2. No lo había querido arreglar. La correa es negra, tiene a Tink e el fondo, pidiendo un deseo y regando polvitos. Los palitos siempre se movieron dando sus vueltas fríamente calculadas, sin embargo servia para recordarme que así pase el tiempo, yo puedo seguir siendo una niña y que los deseos no se contabilizan… Hace como seis meses decidió parar. No se si es una señal de que yo dejé de crecer, pero no lo había querido arreglar. Y aunque ese cajón lo abro todos los días, ya debe estar aburrido de estar encerrado. Ya su pulso quiere poder envolver el mío.
3. La verdad fueron las otras las que me dieron quejas, y por eso me preocupé. De no ser por las de pepas, las de rayas, las de corazones, las azules, las largas y las demás, yo no me entero. Dicen que anda deprimida últimamente por que en el cajón no tiene par. La última vez que se fueron de rumba iban todas emparejadas, pero en algún momento entre las demás prendas, la lavada, la refregada, las burbujas, la secada y todo eso que hacen, se le perdió la pareja. Volvió sola al cajón, y como no tiene par, ya no la invitan a salir. Así que ahí se quedo, esperando a que la otra desvergonzada se aburra de esconderse y aparezca. Pobrecita esta… Creo que voy a buscar detrás de la lavadora.