Adivinanzas de Cajón

sábado, mayo 30, 2009

1. ¡Deben estar guardados en un cajón! ¡No sabes la rabia que les da! Conmigo siempre se han portado bien, y me han acompañado a muchos lugares; pero ésta vez decidieron quedarse con él. Saltaron de la mesa de noche y seguro se escondieron debajo de la cama para que yo no los viera y se me olvidaran. Usualmente están pegados a mis orejas, y me gusta que me acompañen, por que al estar ahí cerquita, me recuerdan que tengo que escuchar más a mi corazón. De hecho, se aseguran de que sea inevitable. Por eso, ¡si los metió entre un cajón deben estar histéricos! Yo me los quite por que ya cuando se acaba el día, no necesito de sus cantaletas constantes, y menos si logro estar en él. Ellos se quedaron a propósito, estoy segura, para vigilarlo mientras no estoy. Y no duden que después me van a echar todo el chisme. Por eso me imagino la furia de que los hayan guardado. Yo recomendaría que los sacara un ratito, y les contara algún secreto para que se entretengan; pero nada que yo no deba saber, por que prontamente me los volveré a poner. Ah, y para los que necesiten otra pista: son de color rojo.

2. No lo había querido arreglar. La correa es negra, tiene a Tink e el fondo, pidiendo un deseo y regando polvitos. Los palitos siempre se movieron dando sus vueltas fríamente calculadas, sin embargo servia para recordarme que así pase el tiempo, yo puedo seguir siendo una niña y que los deseos no se contabilizan… Hace como seis meses decidió parar. No se si es una señal de que yo dejé de crecer, pero no lo había querido arreglar. Y aunque ese cajón lo abro todos los días, ya debe estar aburrido de estar encerrado. Ya su pulso quiere poder envolver el mío.

3. La verdad fueron las otras las que me dieron quejas, y por eso me preocupé. De no ser por las de pepas, las de rayas, las de corazones, las azules, las largas y las demás, yo no me entero. Dicen que anda deprimida últimamente por que en el cajón no tiene par. La última vez que se fueron de rumba iban todas emparejadas, pero en algún momento entre las demás prendas, la lavada, la refregada, las burbujas, la secada y todo eso que hacen, se le perdió la pareja. Volvió sola al cajón, y como no tiene par, ya no la invitan a salir. Así que ahí se quedo, esperando a que la otra desvergonzada se aburra de esconderse y aparezca. Pobrecita esta… Creo que voy a buscar detrás de la lavadora.

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