Color
sábado, diciembre 19, 2009
Campaña
viernes, diciembre 18, 2009
No está.
sábado, noviembre 07, 2009
A Retazos
lunes, septiembre 07, 2009
Almohadas Viejas
martes, agosto 04, 2009
Sobre las Puertas y Las Ventanas.
Conversaciones
viernes, julio 31, 2009
Runny Babbit
domingo, julio 12, 2009
Y por otro lado, revisando los cuentos de hadas; no es que no sean ciertos, es solo que llegan a nosotros en diferentes formas. Mi versión hoy, fue despertarme al mejor estilo de La Bella Durmiente, a punta de besos del pequeño intruso que inexplicablemente logró saltar hasta mi cama. Los bigotes me hacen cosquillas. :)
Loose Ties
lunes, junio 22, 2009
I don't know, but all I see,
once again, are these guys
that keep running away from me.
It may have been some disguise
that placed all those beliefs in me.
I can't pretend to count the lies,
'cause I don't know where they may be.
I've been afraid to toss the dice
and of what you call destiny.
So I must admit I was surprised,
'cause I did love him, you see.
Indeterminaciones
martes, junio 09, 2009
lunes, junio 08, 2009
Adivinanzas de Cajón
sábado, mayo 30, 2009
2. No lo había querido arreglar. La correa es negra, tiene a Tink e el fondo, pidiendo un deseo y regando polvitos. Los palitos siempre se movieron dando sus vueltas fríamente calculadas, sin embargo servia para recordarme que así pase el tiempo, yo puedo seguir siendo una niña y que los deseos no se contabilizan… Hace como seis meses decidió parar. No se si es una señal de que yo dejé de crecer, pero no lo había querido arreglar. Y aunque ese cajón lo abro todos los días, ya debe estar aburrido de estar encerrado. Ya su pulso quiere poder envolver el mío.
3. La verdad fueron las otras las que me dieron quejas, y por eso me preocupé. De no ser por las de pepas, las de rayas, las de corazones, las azules, las largas y las demás, yo no me entero. Dicen que anda deprimida últimamente por que en el cajón no tiene par. La última vez que se fueron de rumba iban todas emparejadas, pero en algún momento entre las demás prendas, la lavada, la refregada, las burbujas, la secada y todo eso que hacen, se le perdió la pareja. Volvió sola al cajón, y como no tiene par, ya no la invitan a salir. Así que ahí se quedo, esperando a que la otra desvergonzada se aburra de esconderse y aparezca. Pobrecita esta… Creo que voy a buscar detrás de la lavadora.
Selección Múltiple
lunes, mayo 18, 2009
Verde
viernes, mayo 15, 2009
Entre el amarillo y el azul, me voy a volver verde.
Me como una manzana verde mientras me mandan el archivo.
Después haré lo que manden, probablemente iré a imprimir.
Pero hay otros deseos que ya están impresos, en tinta negra y espesa.
Espesa como la sopa que no me voy a tomar.
Más bien, tomaré un atajo que me acerque a ti.
Quiero quedarme cerca de ti para que me creas.
Creo en lo que hemos creado, y en las canciones que he cantado.
Canto en voz alta mientras estoy aquí sentada.
Entonces aquí espero, y al que le disguste que lo diga.
Dijeron que tuviera paciencia, pero necesito que vengan.
No necesito que se anuncien, el que venga, que entre.
Por que entre el amarillo y el azul, me voy a volver verde.
Iluminando
sábado, mayo 09, 2009
Hay varias clases de luces...
Las de switch, las de fósforos, las de amaneceres y atardeceres, las de chispa, las de colores, las de la casa, incandescentes, reveladoras, bajas, tenues, blancas, fosforescentes, titilantes, lejanas, destellos,...
Las que se prenden solas.
La lámpara del escritorio que agobia a las tres de la mañana.
Las que te obligan a parpadear o cerrar los ojos.
La que se cola atrevidamente entre las persianas mal cerradas en una mañana de domingo.
La de la luna, que la toma prestada para presumir toda la noche y causarnos una extraña envidia contemplativa; y que más que llena, me gusta cuando sonríe.
Las estrellitas que titilan discretamente.
Otras miles que se ven desde mi ventana y que quieren parecer estrellitas de muchos colores en una noche citadina, extendiéndose hasta donde se acaban los horizontes.
Otras en las calles que nunca duermen, pero que se turnan entre rojo, amarillo y verde.
Las de la fiesta a la que no fui.
Muchas que están apagadas.
La del celular, con una llamada a la mitad de la noche.
La de la estufa que dejé prendida accidentalmente.
La de la nevera, que nunca sabemos en qué momento se apaga.
Las de los pasillos, que mi papá ubicó desde que era niña para poder desplazarme sin miedo ni tropiezos cuando me diera sed en las noches.
La de mi cuarto, que ya cuando estoy acostada, me obliga a pararme para apagarla por que el switch es al lado de la puerta.
Las dos rayitas rojas de los interruptores de luz que siempre me asustaban cuando me acostaba de pequeña, pareciéndose a un par de ojos diabólicos.
La de la sala, que se ve prendida desde la portería.
Las de los letreros, como de “salida de emergencia”, o un “entre” de neón.
Las de los botones, algunos que no se deben oprimir, otros que sí.
Las ni-sé-cuántas velitas en el ponqué.
Las que dan calor, como una fogata.
Las que alguien puede encender dentro de mí.
Las chispitas y la pólvora.
Las que obligan a usar gafas.
El brillito de los ojos.
Las que se reflejan en el agua.
El foco de una linterna que no logra encontrar su cometido.
Algunas que parecen causar más sombras de lo que en realidad logran iluminar.
Las que se me quedaron prendidas.
Otras cuantas extinguidas, y algunas que todavía espero lograr encender.
Barrotes
sábado, abril 11, 2009
Hoy fui a visitarte al trabajo, pero el guardia de turno me dijo que nunca habías llegado.
Nos pusimos a conversar y quiso contarme sobre los prisioneros de las celdas que normalmente tú vigilarías. Los menciono uno por uno: En la primera a la derecha, estaba el imbécil que atragantó a la luna hasta que quedó llena. Seguido de un ladrón de besos y del gato que comía lenguas. Cuatro lágrimas que se derramaron sin permiso compartían celda con un loco infeliz que juraba haber visto el fin del mundo. En frente había un par de mimos montadores; luego estaba una niña que se aferraba a los barrotes y decía que le dolían los cachetes de tanto sonreír. También estaba el inventor de los jacuzzis; seis enanos, y faltaba uno, acusados de secuestradores; un cordón desatado, condenado por tropiezos terroristas. Al final del pasillo un cupido que se acurrucaba en un rincón con sus alas doblegadas, encerrado por que se dedicó a disparar flechas indiscriminadamente. En la última celda, una estrella fugaz a la que cogieron fugitiva y sin permiso para transitar; y directamente en frente, un par de labios confidentes que prefirieron permanecer encerrados antes que confesar los secretos que guardan.
Además me contó que en el arsenal de objetos escondidos tienen guardados pociones, tragos y licores de los que suelen tener efectos secundarios, chispas y pólvora, el pigmento de sonrojar las mejillas, y un montón de miradas, de tantos tipos que todavía no han sido capaces de inventariarlas. Así como unas doscientas guitarras y un registro enorme de serenatas de madrugada; los dientes que coleccionaba el ratón Pérez y algunas lenguas que lograron quitarle al gato antes de que se las pudiera comer. También vi por ahí a algunos de mis defectos favoritos; y el guardia me dijo que existe un expediente de verdades y secretos que jamás deberán ser divulgados, pero que nadie sabe donde lo tienen guardado.
Al final me contó con entusiasmo sobre las nuevas campañas que quiere lanzar la superintendencia: como la de rechazo a las maripositas y vacíos que dan en el estómago, o la propuesta de prohibir las canciones y películas de amor. Pero la que más me impactó fue la de normatizar que ahora todas las flores tengan pétalos pares.
Salí corriendo de ahí, ¡antes de que a mí, me cojan y me encierren!
Más allá del capricho
martes, marzo 31, 2009
Así que, tomame de la mano, y llevame por donde consideres sensato.
O mejor no hablemos de sensatez. Llevame por donde sea tu capricho si quieres.
Pero confieso, que tengo un poco de miedo de tropezar, y que cuando me despierte no quiera ser consciente.